En un momento en que el recibo de la luz está disparado y el modelo energético y eléctrico en proceso de cambio por la inevitable y necesaria disminución del uso de combustibles fósiles, tenemos la oportunidad histórica para democratizar el acceso a la energía y caminar hacia un nuevo modelo real y sostenible de transición energética.
El modelo centralizado para las energías renovables que se está impulsando actualmente, basado mayoritariamente en los macroproyectos fotovoltaicos y eólicos, alejado de las zonas urbanas y de consumo, pone una vez más la energía en las manos de las grandes empresas, necesitando además para su distribución grandes líneas de evacuación con gran impacto sobre los territorios que transita y la inevitable pérdida de energía en su transporte y transformación.
Muchos de los parques fotovoltaicos están proyectados en suelos de alto valor agrícola, cuyo concepto choca frontalmente con los objetivos de conservar, mejorar y proteger un sector fundamental para la vida y la sostenibilidad como es la agricultura, que ya está sometida a muchas presiones negativas. Es necesario preservar y potenciar el rico mosaico agrario valenciano y los paisajes ancestrales que hemos heredado como fuente de sostenibilidad ambiental, social y económica de presente y de futuro, más con la perspectiva de cambio climático en la que nos encontramos. En este sentido, las instalaciones renovables de pequeño tamaño tienen el potencial de integrarse en dichos espacios.
Los parques eólicos se promueven sobre todo en la parte alta de las montañas y sierras del interior, con poblaciones mermadas y en continuo proceso de despoblación, multiplicando los impactos paisajísticos, generando graves problemas en la fauna y flora y contribuyendo directamente a la degradación del suelo en todo el proceso de construcción. Dichos impactos dificultarán los necesarios procesos de repoblación por la pérdida de calidad de vida. Es fundamental tener en cuenta los equilibrios territoriales.
Al margen de los grandes impactos ambientales, agrícolas, paisajísticos y socioeconómicos, es un contrasentido que estas infraestructuras se ubiquen lejos de donde se consume la mayor parte de la energía: las grandes ciudades y las industrias y empresas de servicios, situadas mayoritariamente en las áreas litorales. Es en estas zonas donde hay posibilidad de aprovechar polígonos industriales (muchas veces sobredimensionados) y áreas periurbanas degradadas, para instalar equipamientos energéticos en el lugar que se consume la energía, incluyendo escolleras y puertos, urbanizaciones, pérgolas y techos de edificios -públicos y privados- y solares sin uso.
Si se favorece y se deja en manos de grandes empresas y fondos de inversión la propuesta de desarrollo de las nuevas instalaciones de EERR, es evidente que estas huirán del suelo urbano buscando suelos más baratos para maximizar beneficios. De esta manera se produce una situación de desventaja frente a quienes pretendan arrendar o adquirir tierras agrícolas para su vocación tradicional, el cultivo; ya que difícilmente podrán competir con estas empresas.
Es necesario que las diputaciones y ayuntamientos lideren la implantación de comunidades energéticas locales (CEL) o las comunidades energéticas de renovables (CER) que contribuyan a la democratización de la energía y el consumo de proximidad potenciando la implicación social.
Por todo ello, las organizaciones y grupos del territorio valenciano abajo firmantes:
Pedimos la urgente y necesaria paralización del modelo planteado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico y por el Decreto Ley 14/2020 del Gobierno Valenciano, hasta que se priorice una transición energética basada en el ahorro, el respeto a los ecosistemas y los territorios de interior, la eficiencia energética, las comunidades energéticas locales y de renovables (CEL y CER) y el autoconsumo, rechazando el modelo propuesto de renovables a gran escala que incentiva la burbuja especulativa y el desvío de fondos europeos, sin planificación territorial, sin participación ciudadana, mayoritariamente en manos de grandes empresas y fondos de inversión, y alejado de donde se demanda la mayor parte de la energía consumida.
Asociaciones firmantes: Acció Ecologista Agró, Adene Enguera, Agrupación de Asociaciones Salvemos Brihuela, Asociación Alborem Acción (Alborache), Asociación Amigos de La Mateba, Asociación de la Sierra de Chella, Asociación Naturalista de Ayora y La Valle (ANAV), Asociación de vecinos de Salinas, Associació en defensa del Massís del Buscarró, Associació per la Defensa del Territori i Medi Ambient d´Aielo de Malferit, Associació Local Renovables i Sostenibles Alcalà de Xivert-Alcossebre (A.L.S.A.), Associació per la Recuperació de la Tinença, CNT Valencia, Col.lectiu Cresol, de Beneixama, Colla Ecologista l’Arrel (Ontinyent), Ecologistas en Acción-La Serranía, Federació Local de Valencia de la CGT, GAMM (Grup d’Acció Medioambiental del Marquesat), Grup de Voluntariat Mediambiental d’Aielo de Malferit, Intersindical Valenciana, Maestrat Viu, Montesa Territori Viu, Natura i Gent (Castalla), Parotets Sociedad Odonatológica de la Comunidad Valenciana (S.O.C.V), Periferies, Plataforma Aire Limpio la Hoya de Buñol-Chiva, Plataforma La Canal Verde, Plataforma No a la MAT-Comarques de Castelló, Plataforma para el Estudio y Conservación de la Sierra de Chiva-ALIENTE, Plataforma por los Paisajes de Teruel, Plataforma Salvem Cairent d´Aielo de Malferit, Plataforma Salvemos Farrajón de Buñol, Plataforma Sol Sostenible de Monòver: per una transició energètica justa, Plataforma Utiel-Requena Sostenible, Salvatierra E e A Villena, Societat de Productors i Viticultors Terres dels Alforins, Serranía es futuro, Societat Valenciana d’Ornitologia (SVO)